jueves, 28 de abril de 2011

Tendencias y características arbitrales de nuestro básquetbol

por
Federico Colautti.

Tener la posibilidad de cubrir dos ligas de basquetbol en la misma ciudad brinda una chance única no sólo de seguir de cerca las campañas de los equipos locales (9 de Julio y Atlético Rio III) y quienes en cada fecha visitan a dichos clubes, sino también de analizar y conocer las tendencias y características tanto comunes como particulares del arbitraje en Liga Cordobesa como en Liga Nacional.


Primordialmente es necesario aclarar el criterio de análisis. Estudiamos y describimos tendencias y características de quienes imparten justicia dentro del rectángulo de juego, ya que consideramos que cuestiones menores como fallos injustos o errores particulares pueden decidir un partido, pero no una temporada, ni mucho menos establecer un patrón por el que el jugador se deba guiar para luego actuar.

Una tendencia común tanto en Liga Nacional como en Liga Cordobesa es la incosistencia y diferencia en cuanto a lo permitido en el perímetro y en la zona pintada. En el caso de la defensa perimetral se penaliza con falta el contacto con dos manos, ya sea empujar, agarrar, o simplemente chequear al jugador ofensivo para tener una mejor ubicación defensiva. La inconsistencia viene cuando analizamos lo que pasa bajo los tableros, allí el juego se convierte casi en una batalla campal. En la lucha por la posición y los rebotes se permite agarrar, chocar y a veces empujar, dato que podemos corroborar cada vez que se suma un jugador extranjero a estas Ligas. “Muchas veces me quedaba esperando o mirando al árbitro para que cobre foul, diciéndole ‘me esta empujando y lo estás viendo’ y después uno aprende que esas son las reglas y hay que acostumbrarse y darse cuenta que uno también puede empujar y agarrar, es un ajuste que hay que hacer” comentaba el ex prospecto de la Universidad de Virginia, Jerome Meyinsse, actual pivot de 9 de julio, en sus primeros días en el club y la LNB. Si es un error en la educación de los árbitros o nó es un análisis completamente diferente, la cuestión es que se usan criterios incoherentes y se termina mostrando que una vez el jugador ofensivo sale de la tranquilidad del perímetro para meterse en la pintura tendrá que estar preparado para ser tratado de una manera fisicamente distinta.

Pasando a un análisis más particular de la Liga Cordobesa, se puede apreciar que los árbitros tienen “mecha muy larga” a la hora de repartir técnicas a jugadores con cierta experiencia o nombre en la categoría. A veces se llega al punto de no poder creer como uno, que está metros afuera de la cancha puede escuchar insultos dirigidos diréctamente al árbitro por parte de un jugador y esté último no es sancionado con una técnica o expulsión directa. Lo adjudicamos a la Liga Cordobesa, y no es que no ocurra en la Liga Nacional, es más, hasta podemos estirar el criterio no sólo a otras ligas sino a otros deportes a nivel local, nacional e internacional, donde siempre figuras de mayor trayectoria o reconocimiento suelen gozar de una tolerancia más generosa de parte de los jueces. Sucede que en la Liga Cordobesa se ve no sólo con más frecuencia sino también con más notoriedad.

Trasladándonos de vuelta a la Liga Nacional es bien conocido y criticado el criterio de elección de los grupos arbitrales. En la mayoría de los casos, los jueces con mayor trayectoria y respeto a lo largo de la liga “no quieren” dirigir con sus pares de “menor categoría” esto lleva a que los equipos de mayor renombre o quienes pelean la cumbre de la tabla de posiciones generalmente sean dirigidos por los mejores árbitros mientras que equipos del fondo de la tabla suelen ser dirigidos por los de menos trayectoria. Cuestión paradójica ya que se puede argumentar que los partidos por permanecer en la categoría necesitan un mayor control y autoridad por parte de los árbitros, es decir, características que cualquiera asimilaría con jueces de mayor experiencia.

En fin, se trata de tendencias y guías arbitrales que pueden o no parecer contradictorias o erróneas, pero que deberían ser chequeadas y trabajadas con la intención de seguir construyendo hacia un basquetbol de mayor nivel.

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